Te observo, Segismundo, con tus flores,
inclinado en el jardín, sosegado,
tus manos delicadas entre pétalos
arrancando, cruel suavidad, los tallos,
formando, cual demiurgo, hermoso ramo.
Te observo, extasiada, en mis recuerdos,
y pienso que marcharte no debiste.
Para el fragor marcial no fuiste hecho,
sos frágil lirio bajo cruento