Díscolo insensato, de este mundo abjuras,
Felisberto, tú, reacio al alborozo,
tan dado al encierro y a tus libros,
tan ajeno al inconsciente gozo.
Aprendiste en claustro duros silogismos,
desdeñando, por mundanos, placeres.
Haces tuyo el arte de los signos,
sabios dichos de antiguos profieres.
Transitando de tinta laberintos,
faltaste