Llegaron del Oeste: Crónica, parte XIII
¡Buenas y santas! Interrumpo mi ciclo de lecturas académicas y sofisticadas ⛾📚 para traerles la crónica de la sesión 18va de mi campaña de Burning Wheel (el Joaquín del mes es posestructuralista y deleuziano😎). Con cada nueva sesión de Llegaron del Oeste (still sin nombre!) bato un nuevo record de mi campaña más larga con BW, y probablemente con ningún otro juego que haya dirigido, si la memoria no me falla. Y por suerte tengo amenazados a los jugadores 🗡, así que la campaña va a seguir un buen tiempo.
La sesión pasada estuvo protagonizada por 2 debates (duels of wits), uno contra Ljubljanna, como autoridad mayor de la ciudad Anrikjenna, sobre quién y cómo gobernar el burgo, y otro contra Granizo, el hijo de Espino, en un concilio de lobos, con el tópico de si revivir o no al Gran Lobo, y para qué.
El poder de la luna llena se extiende sobre la ciudad de los 6(4) puentes, pero Espino la comienza a debilitar de manera inesperada, al volver de la Colina del Ojo Tuerto con el rey del carnaval y dejarlo en las puertas, no sin antes darle una cruel admonición: que el rey perdería, de algún modo, su corona y el favor de la luna, así como su poder transformador y su antigua, si carnavalesca, gloria, ya que no había demostrado ser digno de ser sacrificado a la Luna. Tenemos transcripción de las palabras exactas que Espino pronunció:
Huye,
aquel coronado rey por un día
escapando de la sombra
de lo que alguna vez fuiste.
Caminaras por la tierra ensombrecido
pues la luna te ha hallado indigno
y te ha negado su brillo.
Tan fuertes es la maldición de Espino, que el semblante del rey del carnaval muda instantáneamente de ánimo y se aleja, apesadumbrado y cabizbajo, por las calles de la ciudad, mientras una pequeña muchedumbre lo recibe con algarabía pero pronto se contagia de su extraña desazón. No volverá a importunar a los héroes.
Mientras esto ocurre en las calles de Anrikjenna, al abrigo de la Torre del Perdón, Vlad y Leanathar deciden que necesitan información, libros y acceder a los conocimientos de Ljubljanna para poder gobernar la ciudad en un futuro próximo (si bien no se ha decidido todavía quién será el regente en reemplazo de la Hermana). Así es que le piden a ella y a Tineva, su asistente, el acceso a cualquier información de valor, registros de censos, cosechas, impuestos, todo lo que les pueda servir en su próxima labor, especialmente a Vladimir, que ya sueña con portar una corona.
Ljubljanna accede y los conduce a un sótano de la torre con varias bibliotecas, un ambiente algo húmedo y un olor extraño y levemente fétido que deja confundido a Leanathar. Nada escapa al olfato élfico, y logra eventualmente identificar que el olor proviene de una corriente que proviene de detrás de una de las bibliotecas, la cual mueve con ayuda de Vladimir. Encuentran, finalmente, un pasadizo secreto, unas escaleras que descienden hacia las entrañas de la tierra y hacia una serie de celdas para prisioneros, a las que acceden pese a las quejas de Ljubljanna, quien de todos modos sabe que no podrá detener la curiosidad de los héroes que ya la derrotaron retóricamente, e hicieron renunciar al poder.
En una celda solitaria luego de descender por las escaleras, Leanathar y Vladimir encuentran algo inesperado: un hombre de unos 40 años, babeante y en un estado catatónico, mirando la pared y haciendo caso omiso a prácticamente cualquier estímulo. Ljubljanna, detrás de ellos, avergonzada, les comenta que ante ellos tienen al rey de Anrikjenna, Sudarj Basiljevich.
Hace unos 10 años aproximadamente, las hermanas Ljubljanna y Tineva, asistentes del rey, lo encontraron en el estado actual, sin causa aparente y también sin ninguna cura, como descubrieron luego de meses de intentar sanarlo con variados métodos. Creyendo que los habitantes de Anrikjenna no podrían soportar ver a su rey en ese estado, ocultaron la verdad, proclamando que el rey se embarcó en secreto en una Santa Cruzada hacia el Oeste, para abrir paso a su pueblo para el retorno a sus tierras de origen. Y que Ljubljanna quedaría como regente en su ausencia y hasta su retorno glorioso. Los meses pasaron, luego años, y eventualmente dejaron de buscar una cura para el rey, contentándose con mantenerlo vivo y escondido en condiciones poco dignas para un aristócrata.
Tras este horrible descubrimiento, tanto Vlad como Leanathar se indignan, si bien el primero se muestra más airado, pero las hermanas no responden sino agachando la cabeza y aceptando la gravedad de lo que han hecho, sin poner excusas: ambas se ponen a disposición de los héroes. Vladimir no titubea, y cierra la celda con ellas y el rey adentro, donde quedarán hasta que piensen, con Leanathar, qué hacer al respecto. El elfo quiere mostrarse más clemente, pero no contraría a su mortal compañero.
Mientras tanto, nuestro peludo y cuadrúpedo amigo, Espino, localiza a Artjom el niño cazador y a su hermanita Lina, ya que se le ha ocurrido una idea: impresionado por la inteligencia de la niña prodigio, decide que sus talentos deben ser aprovechados, y que la niña necesita un mentor adecuado.
Así es que tocan la puerta, una vez más, de Regir, el bibliotecario, relojero y especialista en cosas de la ciudad. Regir les abre la puerta tras dejarse insitir, y pronto descubren por qué no quería inicialmente: se encuentra en un estado penoso de salud, su voz ha cambiado y su casa, si es posible, está en un estado de desorden aún mayor. Son las consecuencias de la abstinencia de la poción que suele consumir Regir para pasar como hombre frente a los ciudadanos de Anrikjenna, y la razón de su encierro reciente. Esto sumado a que siente particular desagrado por los festejos carnavalescos actuales.
Espino es claro: Regir necesita alguien que cuide de él, y sus talentos no pueden quedar relegados a su persona y desaparecer con él, por lo que debe tomar un aprendiz, y esa aprendiz será Lina, cuyo talento no debe ser desperdiciado. Regir se encuentra particularmente desanimado y se resiste, diciendo que su tiempo en el mundo ha terminado, que su conocimiento no aportará ningún cambio crucial a la situación de los perdidos en el Bosque Crepuscular, o que no puede tomar un aprendiz si ella no es aceptada y formada primero en Tersinki, la ciudad de las torres. Todos estos argumentos desarma Espino, uno a uno, hasta que Regir finalmente acepta tomar a Lina como aprendiz.
Volvemos a Leanathar y Vladimir, quienes, indecisos sobre cómo proceder con las Hermanas y el descubrimiento del Rey Babeante, salen de la Torre del Perdón y deciden poner fin de una vez por todas a los insensatos festejos carnavalescos por la luna llena. Convocan a los habitantes de Anrikjenna en la plaza de la ciudad, y allí proclaman que ha llegado la hora de terminar con el caos y ponerse a reconstruir la ciudad tras la guerra con los orcos, tras el invierno y los estragos de la luna llena. Mientras exhiben sus argumentos, surge una leve competencia entre Vladimir y Leanathar: el primero no contraría las creencias de los citadinos en la Luna Llena y los festejos, pero dice que ha llegado la hora de volver a la luz del sol, a la sobriedad y al trabajo. Leanathar, hastiado de la insensatez mortal, argumenta que se han entregado a los placeres y al caos de manera demencial, que han sido engañados por el poder de la luna, y que deben salir de ese embrujo. Los argumentos de Vladimir encuentran mayor asidero entre los oyentes, y así el Carnicero de Burivostok se continúa posicionando como una figura de peso en la Ciudad de los Puentes. Finalmente, convencidos por los discursos de los héroes aguafiestas, los burgueses de Anrikjenna vuelven a sus casas, o bien toman escobas y palas y empiezan a limpiar las calles de la maltrecha ciudad.
Y así llegamos al fin de la sesión. El elemento de mayor peso esta vez fue el descubrimiento del Rey Babeante, en el que resolví un cabo suelto que había dejado con la primera aparición de Rilike (el cual mencionó a un tal Sudarj Basiljevich que luego no apareció), y que Mauro, jugador de Espino, me hizo notar. Le estoy intentando dar más peso a las tiradas de Percepción, y éste sería un caso en el que un gran descubrimiento dependía de una tirada "pasiva". Según Clinton R Nixon y Eero Tuovinen en la Sombra del Ayer, las tiradas de percepción tienden a quitar agencia a los jugadores en juegos dramáticos, sin embargo BW es como es y le tengo que dar peso a esa característica, y en este caso me gusta cómo salió.
Después, estoy descubriendo que los efectos mágicos de la luna llena, carnaval, etc., funcionan mejor si me guío por la situación puntual en lugar de delinear todo mecánicamente por adelantado. Primero, porque la magia tiende a funcionar mejor cuando está atada a la escena, y después, porque cuando me pongo más estricto con los efectos mecánicos, los jugadores terminan viendo afectada su agencia con tiradas de habilidades que en general sus personajes no tienen. Así es que decidí, empezando por la maldición de Espino al rey del carnaval, que en ocasiones tiradas mundanas (como una de Ugly Truth) pueden generar efectos que exceden lo meramente social. Y lo mismo con la tirada de Oratory de Leanathar y Vlad. También, creo, le da a la cuestión de la Luna Llena esa ambivalencia de ser un efecto natural, o algo socialmente inducido, que creo que le viene bien a la campaña.
Sin más que escribir por hoy, me despido hasta la próxima!