La galleta

Romina se inclinó a buscar el tenedor a ciegas, mientras seguía la receta en su celular, pero se le cayó en el resquicio a oscuras entre la cocina y la mesada. Con pocas ganas y el palo de la escoba, sacó el tenedor de abajo, y con él salió una galleta desgraciada...

La galleta

Romina se inclinó a buscar el tenedor a ciegas, mientras seguía la receta en su celular, pero se le cayó en el resquicio a oscuras entre la cocina y la mesada. Con pocas ganas y el palo de la escoba, sacó el tenedor de abajo, y con él salió una galleta desgraciada de las que había horneado la semana pasada. Agachada, observó su hallazgo y su mente divagó un poco pensando en los eventos de ese día.

Por curiosidad o nostalgia, tomó la galleta. Un poco de pelusa cayó, otro poco quedó adherido. En los surcos resecos de la masa aparecieron las siguientes palabras:

Haber caído de la bandeja no es la maldición que crees. Mientras mis compañeras tenían una corta y ordenada mutación en mierda, yo caí, acumulé temporalidad, capas de Historia, cedí voluntariamente partes de mí a los seres de los rincones, me engalané de polvo, tierra y pelos, y vencí toda determinación, para lograr...

Romina se frotó los ojos, algo confundida, se acercó al tacho y abrió la tapa con el pie. Pero en ese momento la galleta abandonó toda sutileza, y Habló:

¡Alto! ¿Te piensas que soy menos que mis hermanas quemadas y pasadas de manteca? Mi sabor, adelante, será único entre millones, y una primera anécdota para tu insulsa vida. ¿Quieres conocer el sabor de años de Historia, del galope de ejércitos sobre tierra y sangre, de zapatos lustrosos decidiendo el destino de países? ¿Eres digna de formar parte de Ella?