Del todo desconoce flor mundana

Del todo desconoce flor mundana

Del todo desconoce flor mundana,
que puebla ufana montes y praderas,
vueltos al sol sus pétalos,
del áureo astro émulos,
a todos ojos, espuria maleza,
solipsista fragmento en mundial piélago,
ciega al flagelo que tú aguardas, trémulo.

Dichosa y rozagante flor lozana,
en sorda disonancia con su mote,
por vulgo bautizada
colmillo de felino acechante,
que poco sabe de marciales dotes
o de falsas palabras
de tu boca, de mi ïra causantes. 

Si tu rostro no hubieras escondido,
fementido y rüin,
tras fintas y cortinas palaciegas.
Si a la luz revelaras,
como pétalos dan al sol festín,
designio de mil tretas
que, tuyas, corazón mío atenazan. 

Si ësto hicieras, si, como achicoria,
que, amarga, al paladar
sus notas ya revela, indiferente
(con temple vegetal,
a insecto o faisán),
te ähorraras mi galope estridente,
te guardaras de mi cruento alancear. 

Así, el mundo imperturbado sería,
mi flor silvestre, ignota,
sin ser pienso de cascos de mi equino,
y tú, libre de rüina,
de verte castigado por tu estofa,
de hacer tributo al suelo de intestinos,
si no hubieras tributado a esta inquina. 

Vano es lamentarme,
no cargo yo mi lanza, son los hados,
soy efecto de causas insondables,
cual flor, que nada inquiere,
cual Eolo, que inenarrables daños
en navíos provoca, imperturbable,
así mi lanza tus carnes requiere. 

Consumado el desagravio, ya apeado,
examino el naufragio resultante:
la achicoria, ahogada, que no supo
ser león, sino presa,
tú, que, en regando sangre,
a quien tanto dichosa se mantuvo,
traes ruina y en tu rojo sino enredas.