Llegaron del Oeste: Crónica, parte XVI
Poco a poco el lento pero robusto tren que es Llegaron del Oeste acelera y avanza firme hacia el poniente, donde las sagas de fantasía de leyenda lo esperan con un gesto de asombro 😵. Hoy nos vamos a ocupar de la sesión 21, habiendo iniciado un nuevo arco.
La sesión pasada los héroes coordinaron la construcción del puente de Anrikjenna, Espino viajó por el bosque encantado aprendiendo del lobo Umbrío, y Leanathar ve despertar al rey Basiljevich de su estulticia, pero su debilidad es tal, que deberá recuperarse y aprender durante meses (para ser exactos, 6 😌).
Durante los 6 meses de impasse (octubre a abril), los personajes se dedicaron a sus asuntos. Vladimir estuvo ocupado con la construcción del puente, Leanathar estuvo en Rea, fue coronado Etarca allí (noble), y Espino estuvo en el bosque encantado.
En marzo, durante el equinoccio de otoño, los elfos en Rea festejan con un festival, con bailes reminiscentes de la época de cosecha, durante los cuales se pasan canastos de mano en mano. Los etarcas bailan como si fueran recolectores y granjeros, y los guardabosques, que no son nobles, forman un círculo protegiéndolos. En este círculo protector estaba Leanathar, como correspondía a su posición, mientras Amarye, su amada, danzaba con los nobles.
Esto cambió cuando Amarye ofreció su mano al elfo arquero, invitándolo a sumarse al grupo de nobles danzantes. Leanathar, sorprendido, aceptó y se integró. Bailaron juntos hasta que recibieron el canasto y les tocó, por azar o destino, representar a Avandor y Fealen, los primeros elfos en escapar de los límites que los creadores les impusieron, por error. La pareja se perdió en el bosque y volvió posteriormente con gran sabiduría y enseñanzas para sus congéneres.
Así, a Leanathar y Amarye les tocó estar en el bosque por algunos compases a solas, durante los cuales pudieron intercambiar unas palabras. Amarye usaba la flor que Leanathar le regaló a su retorno, preservada por métodos preternaturales, como parte de su corona de flores. Interroga a Leanathar sobre sus aventuras, con algo de añoranza en sus ojos, pero con temor por la sombra que ha venido con Leanathar a su regreso. El guardabosques proclama que tal sombra es necesaria para lograr que Amarye se mantenga dichosa e inocente. Amarye lo interrumpe con un beso en la mejilla, y le dice, mientras vuelven, pues ya es hora, que este será su último beso prohibido, pues vuelve como otra persona.
Al regresar al círculo de danza, la canción ha cambiado. Ya no es la de Avandor y Fealen, sino la de Glamdrean el dragón, una canción que se utiliza para alzar a elfos al rango de Etarca por virtud de sus hazañas en batalla, y se simboliza por la diadema del dragón, la criatura mítica que dio a los primeros nacidos las armas con que defenderse en la intemperie, durante los albores del mundo. Leanathar recibe esta diadema con humildad y pronuncia su juramento. Ahora es noble.
Posteriormente a esta escena de Leanathar que nos quedó pendiente de la sesión pasada, cada uno de los personajes definió sus 6 meses de práctica y tocó realizar la primera tirada de mantenimiento de estilo de vida, con una duración del ciclo, decidí, de 1 año. Definí que Espino deba tirar también, para representar que se apartó de la caza constante para ir de aventuras, lejos de su territorio. Metí algo de miedo con la tirada, por lo que Espino fue a pedir un dado de recursos (cash) para pagar favores a Vlad. Y Leanathar buscó ayuda en Menethor, el padre de Amarye, obteniendo un préstamo, por el que deberá dar un obsequio acorde luego de otra de sus aventuras.
Espino, por su parte, pasó el grueso de sus meses en el bosque encantado con Umbrío, pero posteriormente volvió a Anrikjenna a pedirle un favor pecuniario a Vlad, y también para encontrarse con Regir el bibliotecario, a quien debía cobrarle el favor de la poción transmutadora que le alcanzó.
Se encuentra con un atareado Regir, que colabora en la organización de la construcción del puente, ayudado por Lina. Le consulta por sus descubrimientos sobre las torres élficas, y Regir le revela que pudo obtener, por diversas fuentes, la supuesta ubicación de 2 de estas ruinas: una debajo del Monasterio de las Lágrimas, y otra al este del volcán Tanaqoma, compartiendo con él la cadena montañosa. Tomando estos 2 puntos del mapa, y contrastando con una carta estelar, Regir encontró que los templos podrían seguir la ubicación de algunas constelaciones de estrellas en el cielo nocturno, a cierta escala naturalmente. Gracias a tales cálculos, el bibliotecario pudo reconstruir la ubicación de otras 3 ruinas de torres élficas, si su hipótesis es correcta (ver las imágenes a continuación). Espino tomó nota de esta información, descubriendo en el proceso su pasión por las estrellas.
Luego de este docto intercambio, Espino marchó al este del Río Largo, y allí se encontró con su manada y con su nuevo cachorro. Mientras juega con él, Kiyaya lo interrumpe para comentarle algo que ha decidido con el resto de la manada: partirán de sus dominios históricos para seguir a Espino en su búsqueda del Monasterio de las Lágrimas, al sur de Anrikjenna. Espino se mostró desconfiado, pero entendió al cabo que la manada debe estar unida, porque ésa es la ley primera.
Luego de mostrar Espino a Leanathar su nuevo crío, Medianoche, y de enseñarle modales, parten ambos con toda la manada del lobo en dirección a Anrikjenna, a tiempo para la ceremonia de inauguración del puente de la Fortaleza, programada para el 11 de abril. Envían a Bellota, su cuervo, para avisar de antemano a Vlad.
Con la manada y con Leanathar marcha también Teruel, ahora subordinado de Eandor, pues tendrá que servir en el nuevo emplazamiento defensivo sobre el río del olvido. Espino quiere que el elfo los acompañe en su expedición al sur, aunque poco pueden sus argumentos contra la sólida lealtad del guardabosques. En un desesperado último intento, busca la capa élfica que encontró en el bosque encantado, y la ofrece de tributo, junto con una amenaza: si Eandor se niega al pedido del lobo, entrará en conflicto con toda su manada. Pero estos argumentos se chocan contra una inflexible pared de rectitud élfica, y el lobo se rinde al fin. Leanathar calla, pero toma nota mental de la situación.
El carnicero devenido en alcalde, Vladimir, se encuentra entretanto finalizando los preparativos para el puente, y todo marcha sobre ruedas. Tal es el caso también con la recuperación del rey Basiljevich, quien brotó a la consciencia como un niño, sin habla y con pocos recuerdos. La hermana Tineva debió ocuparse de enseñarle al rey nuevamente los modos cultos y la historia relevante de Anrikjenna y de su vida, en preparación para su retorno.
El plan consiste en que el rey escape de noche de la ciudad, con una comitiva y con una historia que justifique sus 15 años de ausencia, y que luego vuelvan justo en el día de inauguración del puente, para retomar su investidura y deberes.
Vladimir desconfía de los planes que organizó Tineva, y por tal motivo la convence de acompañar él mismo al rey en su comitiva, eligiendo a los restantes integrantes. Tineva accede, y el 9 de abril a la noche parten en dirección a un refugio secreto en el bosque. Durante el apacible viaje a caballo, Vladimir interroga al rey, con alguna sospecha sobre las intenciones y métodos de Tineva, pero por ahora ninguna urdimbre brota a la luz.
Un día después, Bellota anuncia la inminente llegada de la manada y el elfo, y juntos parten en dirección a la ciudad de los puentes, que desde ese 11 de abril tendrá un puente nuevo.
Los héroes entran flamantes por las puertas de la ciudad, comandando la atención, al principio, de los ancianos, y luego, a medida que corre la voz, de todos los burgueses, pues el rey Basiljevich ha retornado, luego de 15 años de ausencia!
Una muchedumbre espontánea se agolpa en la plaza, y el rey y Vladimir, junto con el Consejo, suben a un estrado para dar un discurso improvisado. El rey comienza por contar una historia, claramente pergeñada por Tineva, sobre su partida al oeste, sobre cómo se perdió en el bosque y yació por años perdido y olvidado, hasta que la fortaleza, y tal vez también la Providencia, lo llevaron sobre sus pasos de retorno.
Todos vitorean, y los burgueses claman el nombre de Vladimir, como espante un discurso suyo para inaugurar el puente de la Fortaleza y ceder su puesto al rey. Luego de que Vladimir habla, el rey reafirma que ha vuelto de su expedición, si no con hallazgos ni tesoros, sí con ideas de reforma y renovación, ya que desea liberar o reconstruir Tersinki, construir caminos, y extender la civilización sobre el bosque.
Pasada la hora de los discursos, Espino, Regir y Dima se reúnen para charlar de la inminente expedición al Monasterio de las Lágrimas. Allí, Espino pregunta a Regir por sus investigaciones sobre tal tema. Regir comenta que este templo fue la primera construcción y asentamiento mortal en el bosque crepuscular, y que su fundadora fue una tal Samalia, que lo construyó con el fin de honrar a Dios, obtener su perdón y así poder escapar de tal bosque maldito. A Samalia la sucedió Gravius, bajo cuya égida el Monasterio fue misteriosamente abandonado, desapareciendo posteriormente del mundo físico. Sólo vuelve a revelarse, dicen, durante las noches de luna llena.
Mientras esto ocurría, Leanathar localiza a Eandor, príncipe al mando del que será un emplazamiento permanente, para los elfos, al oeste del Río Largo, aún sin nombre. Eandor felicita a Leanathar y se muestra humilde, aunque nuestro héroe todavía recuerda su frase luego de volver a Rea juntos: "el favor con favor se paga". Leanathar le consulta por la posibilidad de entrenar en la defensa y organización castrense a los mortales de Anrikjenna, y si bien el elfo se muestra renuente, aduciendo a la endeble rectitud moral de los mortales, Leanathar lo vuelve a domar retóricamente 😩 y debe acceder, pues sus motivos son lógicos. En el proceso, Leanathar utiliza por primera vez la canción de los nombres, y recuerda a su par noble que los elfos son conocidos como Atanaendi, el pueblo maestro, por su capacidad de enseñar a otros. Convence tanto al hermano de Amarye, que también obtiene la promesa de un canal de comunicación desde su colonia hasta el Monasterio de las Lágrimas, en la figura de un mensajero que viajará con los héroes, mensajero que, consigue Leanathar, será Teruel. Conversadas estas cosas, Eandor parte de la ciudad.
Entretanto, Regir, Dima, Espino y Vlad debaten sobre la naturaleza de la luna, de los espíritus y de la pareja original, que, Espino postula, podría ser a los hombres lo que el Gran Lobo es a los lobos. También postula la posibilidad de que la Luna sea un espíritu artificial creado por los elfos. Gran oportunidad para continuar investigando en la biblioteca del Monasterio, interpone Regir, y pasa al lobo una lista de 4 libros que le sería de utilidad rastrear en dicha biblioteca.
¡El viaje se acerca! Los héroes acuerdan partir en 2 días hacia el sur, y para eso necesitan suministros suficientes para el viaje. De esto se encarga Vladimir, ya más experimentado en la planificación luego de la construcción del puente. Pero a Leanathar le ha quedado algo más por charlar con Eandor, y galopa raudo, de noche, hacia la colonia élfica, para parlamentar con el noble nuevamente.
Eandor cena y canta con sus hombres, en su puesto defensivo sobre un árbol, y recibe a Leanathar de buen agrado, aunque intrigado. "Qué fragmento de la canción dominas? Puedes cantarlo para mí?" Eandor, sorpresivamente, accede, y narra, cantando, lo siguiente:
Cuando los humanos comenzaron a instalarse en el bosque crepuscular, perdidos y desorientados, los elfos inicialmente adoptaron y criaron al más ilustre entre ellos, Amendior, para que pudiera llevar civilización a los suyos. Y así fue, y los mortales pudieron construir las torres de Tersinki, hermosas y altas y perennes. Sin embargo, también los mortales, bajo el liderazgo de Amendior, empezaron a actuar imprudentemente con el entorno, talando indiscriminadamente, minando montañas y consumiendo recursos en inmensas piras. Los elfos se arrepintieron de los dones dados, y buscaron cómo privar a los mortales de su conocimiento, pues eran menos dañinos, cuando estaban ignorantes y despojados.
Así, el Consejo de ancianos de Rea votó enviar un espía, a Syragon, para que instigara una guerra civil y el incendio de su majestuosa biblioteca, cosa que el elfo hizo, asesinando a Amendior en el proceso.
Este relato dejó consternado a Leanathar, por sus implicancias y consecuencias: las acciones de los elfos podrían haber condenado a Syragon a corromperse, en un acto profundamente inmoral, incluso si éste estuvo guiado por legítimas preocupaciones. Pero también, el hecho de que Eandor cantara esto frente a su tropa con suma liviandad. ¿No le preocupa el daño que pueda generar este conocimiento? ¿Tiene con sus subordinados tanto nivel de confianza?
Sin embargo, no tiene tiempo para preguntar todo lo que querría, y debe partir finalmente de vuelta hacia Anrikjenna.
En la ciudad de los 6 puentes, lo espera el resto de la comitiva: Vladimir, Espino, su manada, Teruel, y Dima, el sacerdote, quien accedió a viajar con los héroes hacia el Monasterio. Qué esperan descubrir? Pues algo sobre las ruinas de una torre élfica antigua sobre las que se habría construido el Monasterio. Algo que permita iluminar el vínculo entre los elfos, la Luna y el propio bosque crepuscular.
Quedó inmensa esta crónica, lo sé y pido disculpas. Estoy empezando a cursar post trabajo, y a escribir la crónica en el colectivo mientras voy, o vuelvo. Paradójicamente, esto redundó en un relato más largo, no más corto. No ayuda que la sesión estuviera bastante cargada en revelaciones sobre el mundo.
No es la primera vez en BW que en una sesión toma control la indagación sobre el mundo y la ambientación, o los preparativos para un viaje. Estas sesiones suelen ser, o bien el preámbulo a un conflicto mayor, o bien el epílogo de un conflicto que ya sucedió. Tienden a estar muy cargadas de exploraciones individuales de los personajes, investigaciones, pero pocos conflictos, o de importancia relativa.
No son malas sesiones, aunque tienen el defecto de que el grupo se separa mucho, la interacción entre personajes jugadores no siempre es óptima, y que a veces pueden estar muy cargadas de exposición. ¿Hay alguna alternativa ante esto? Podría presionar con conflictos, inyectarlos donde no los haya, obstaculizar sus creencias, que las siguen teniendo. Siento, sin embargo, que no está mal dar respiros puntuales, sabiendo que se les viene una exploración de calabozos y ruinas. Adicionalmente, a veces presionar con conflictos previos puede llevar a que nunca se embarquen en la expedición al Monasterio de las Lágrimas, dado que siempre va a aparecer un asunto más urgente o relevante.
Estas sesiones son una gran forma de explorar las diversas culturas, la vida urbana y las relaciones de los personajes, adicionalmente.